Cuando insultaban a Cristo, él no respondía con insultos, y cuando sufría no respondía con amenazas. Él dejó todo en manos de Dios, quien siempre juzga con justicia. En la cruz, Cristo cargó nuestros pecados en su propio cuerpo para apartarnos de ellos y para que vivamos como le agrada a Dios; por las heridas que él sufrió, ustedes fueron sanados. Ustedes eran como ovejas perdidas, pero ahora han regresado al Pastor y Protector de sus vidas. 1 Pedro 2:23-25 PDT
Con la escritura anterior Dios habla bastante a mi vida a través de Jesús, y su completa confianza en el Padre. Yo quiero estar en ese punto de entendimiento en quien es Dios y como Jesús no responder con insultos ni amenazas cuando sufro.
En diferentes situaciones me he sentido ofendida por otros, tanto por personas cercanas a mi como por gente desconocida. En ambos casos he reaccionado muy diferente a como Jesús lo hizo, él no renegó, no maldijo y tampoco intentó defenderse basado en sus propia justicia, y yo si lo he hecho.
La razón por la que respondo es para defenderme pero en realidad refleja falta de confianza en Dios, aunque no lo digo con mis palabras pero dentro de mi corazón no creo que Dios sabe que es lo mejor para mí y por eso yo quiero resolver todo y créeme cuando te digo que el resultado ha sido peor.
Quizá ha sido similar en tu vida.
¿Sabes de que manera Dios me está ayudando a vencer la desconfianza? Lo está haciendo a través del ejemplo de Jesús en la cita con la que comencé ese artículo.
Jesús es el único que no merecía lo que le pasó, al que no debieron traicionar y que jamás pecó, sin embargo llevo sobre sus hombros la ira de Dios por causa de nuestras iniquidades y rebeliones y aún así obedeció en todo tiempo a Dios.
¡Qué ejemplo tan asombroso! Así como Jesús que confió completamente en Dios, tú y yo también podemos en cualquiera que sea la circunstancia, aún en esas que nos lastiman, pero gracias a Jesús podemos responder diferente cuando somos ofendidos.
Por eso no maldigas cuando te insulten, ni quieras darles a otros el pago que según tú merecen, porque como dijo Jesus, el que este libre de pecado que tire la primera piedra, también nosotros hemos ofendido a otros. Así que deja todos esos asuntos en manos de Dios, o se volverán amargura en ti y estarán ahí para tentarte a pecar.
Confía en Jesús. Él es quien hace justicia, y te da libertad de toda cautividad.
Ahora le perteneces a Dios y nadie mejor que él para cuidarte y defenderte, él es sabio y lo hará a su manera, él sabe que es lo mejor, sus pensamientos no son nuestros pensamientos, él ve más allá de lo que nosotros vemos, no hay nada fuera de su alcance ni de su soberanía.
Me reconforta saber que Dios es nuestro eterno protector y pastor, y en él nada nos falta.