Me encanta esta frase.

Hace tiempo la leí en un libro, en el que se explicaba que muchos de los acontecimientos de la historia del mundo comenzaron a partir de una invitación.

Por ejemplo, la clásica historia de la cenicienta, ¿recuerdan ese cuento? ella recibió una invitación de la familia real en la que todas las jóvenes del pueblo eran invitadas al baile que se daría en honor al príncipe. Cenicienta dudó acerca de aceptar, porque se sentía inferior debido a sus condiciones  ¿Te has sentido alguna vez así? que no estas a la altura de ciertas circunstancias, o peor, de ninguna. Yo sí se lo que es es sentir eso.

Seguro conoces el cuento y sabes lo que sucedió después  un hada madrina, la calabaza, el vestido, el baile, el príncipe, la zapatilla, el encuentro y la boda, y todo comenzó con una invitación.

Existe otra mujer en la historia quien también recibió una invitación.

Estamos hablando de la invitación más importante por todo lo que ha implicado y en la que puedo adelantarte que tú y yo estamos involucrados.

Su nombre era María, se presume que tenía aproximadamente 16 años, y estaba comprometida con José. Ella un día recibió una singular visita, se trataba de un angél, Gabriel es su nombre. El venía de parte del creador del universo: Dios, con una encomienda que cambiaría radicalmente la historia de la humanidad y de nuestra eternidad. La invitación que iba dirigida a esta jovencita le pedía  formar parte del plan de salvación, ¿su parte? ser la madre de Jesús.

Si tu crees que esto es simple recuerda el contexto en el que ella vivía, ¿apenas estaba comprometida y ya embarazada? aceptemoslo, eso jamás ha sido bien visto. Además piensa en José, el sabía que no había tomado parte en esto, o al menos no aún. Porque como se indica posteriormente también él fue invitado a ser parte del plan.

Ambos aceptaron. Ambos dijeron sí a la invitación y la historia jamás fue igual, de hecho, partió la historia, en antes y después  hasta nuestros días.

El bebé llevó por nombre Jesús

Significa Salvador. Su vida, su muerte y su resurrección nos incluye, nos afecta, nos redime y nos acerca.

Jesús también tuvo que aceptar la invitación del parte del Padre. De la manera en que voy a explicártelo parece no haber sido nada justa y, si a eso le sumas el hecho de que nos encanta la motivación, esta invitación parece carecer de ella.

Jesús fue invitado a vivir una vida perfecta. A ser lleno de amor, gracia, compasión, a entregarse completamente por nosotros (Juan 1:14). La siguiente parte de la invitación él la conocía también: Morir. Jesús sabía que tendría que habitar y amar con los mismos que acabarían con él. Y aceptó. Como respuesta cargó con la muerte sobre él, la misma que nos correspondía a todos debido a la maldad de nuestros pecados (Isaias 53:5). Y por su sangre tenemos vida.

Me parece increíble que todo haya tenido que ser así. Cuando Jesucristo resucitó, volvió con sus discípulos por otros cuarenta días, y los invitó a beber de la fuente de la vida. Luego a ellos les dio la encomienda de ir y hacer discípulos a todas las naciones, es decir a invitar a todo el que pudieran a acercarse al Padre a través de el hijo (Mateo 28:19-20).

Esa misma invitación llegó a mí.

Hace quince años aproximadamente yo también tuve la dicha de que Jesucristo me permitiera aceptarlo como mi único salvador y redentor.

Pero no fue la única ocasión, desde que lo acepté he estado recibiendo constantes invitaciones de su parte a seguirme renovando en mente y espíritu, a aprender a vivir una vida agradable a sus ojos, a seguir su ejemplo, a anhelar su presencia, a perseverar en mí fe, a correr la carrera como para ganarla, a desechar de mi vida todo peso y pecado...y todo ha sido posible gracias a él.

He pasado por diferentes etapas, y cada una ha implicado diferentes situaciones, sin embargo el hecho de que Jesús me ha reconciliado con Dios es a diario la acción que más efecto tiene en mí. Dios en su infinito amor y bondad ideó el plan de salvación, y  Jesús por su fidelidad lo culminó. Como dijo él mismo cuando murió en la cruz del calvario: "consumado es".

En muchas ocasiones los afanes de la vida me cansan en lo físico y además  en lo emocional, pero saber que vivo esta vida por voluntad de Dios me da la paz que nadie más me puede dar porque aunque yo no estoy en control él sí lo está, y diario en su palabra encuentro el aliento, confort y las fuerzas necesarias, hoy por ejemplo leí en efesios 1:3 "Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo que nos ha dado toda clase de bendiciones espirituales en el cielo a través de Cristo". Y esta es solo una pequeña fracción de todo lo que Dios ha hecho por nosotros a través de Jesús.

Te comparto esto por dos razones, para exaltar a Dios y para extender esa misma invitación a ti que lees esto.

Escucha con atención el llamado de Jesús para ser  tu salvador y el camino a tu Padre celestial. Luego de que acepté su invaluable sacrificio mi vida jamás ha sido igual, ¡y pensar que todo comenzó con una invitación! Alabado sea él.

He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.
Apocalipsis 3:20