En el mundo ustedes tendrán que sufrir, pero, ¡sean valientes! Yo he vencido al mundo. Juan 13:33
Recientemente viví lo que puedo definir como aflicción, tenía tristeza en mi corazón y mucha angustia en mi mente, me sentía desconsolada y desesperanzada. Estaba viendo todo de una forma muy negativa, además de dañarme a mi misma estaba dañando a la persona más cercana a mí, mi esposo.
No puedo decirte con certeza cual fue la causa principal de mi mala actitud, pero noté que al pasar los días toda esa fatalidad aumentaba. Se que vivir en esta vida incluye aflicciones, Jesucristo mismo lo dijo y vaya que era verdad.
Pero lo que también es verdad es que Él venció al mundo, y a todo lo que nos quiera derribar, que va directo contra nuestro espíritu, alma y cuerpo. Porque las aflicciones pueden ser de todo tipo.
Tú sabes a lo que me refiero con aflicciones, porque tú mismo has experimentado y tienes las tuyas, lo que ahora quiero compartirte, y que es lo más importante es que Jesucristo venció en la cruz, a la muerte, a las aflicciones, ¡al mundo! Yo olvidé que no estuve sola en mi angustia, Jesús estuvo ahí, así como está contigo, el dijo que sería así en en el evangelio según Mateo: y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Mateo 28:20.
Gracias a la bondad de Dios, mientras meditaba en Juan 13:33 él abrió mis ojos, me dio entendimiento, y nuevamente hizo lo que dice Su palabra en Salmos 103 "Bendice, alma mía, a Jehová, Y no olvides ninguno de sus beneficios. El es quien perdona todas tus iniquidades, El que sana todas tus dolencias; El que rescata del hoyo tu vida".
¡Wow! que palabras tan poderosas, aunque no lo merezco, Él por su bondad lo hace posible para mí, y para ti también.
Me siento tan apenada de haber estado triste por semanas, pero se que él obró para bien porque he sido llamada conforme a su propósito (Romanos 8:28) me siento agradecida de saber que Dios me mostró a través de esa situación lo bueno que es él, y que Su hijo Jesucristo tiene toda la autoridad y el amor para rescatar mi vida del hoyo.
Ahora me siento feliz en él y en la esperanza que él da, y es por esto que quiero compartirlo con otros, porque estoy segura que muchos más se sienten en aflicción y necesitan saber que hace más de 2,000 años Jesucristo resolvió ese asunto, de una vez y para siempre.
La Palabra se hizo hombre y vivió entre nosotros, lleno de generoso amor y verdad. Vimos su esplendor, ese esplendor que pertenece al Hijo único del Padre. Juan 1:14 PDT